viernes, 18 de noviembre de 2011

Cuento: LA CALLE CORTADA

Autor: Joaquín Salim
Hoy cuando desperté me puse mi traje más elegante y mi perfume más
caro. Seria el gran día, mi jefe estaba por ascenderme.

Cuando termine de desayunar y quise ir al coche no encontré las llaves,
por no estar acostumbrado a mi nueva casa. Me pregunte ¿Dónde las abre
puesto? Luego de buscar entre las cajas de mudanza y mis cosas en general,
las encontré en un cajón del mueble viejo de madera de mi nueva casa. Para
cuando las encontré se me había hecho desasido tarde.

Salí con el coche directo a mi trabajo. Fui mas rápido de lo habitual
porque no quería que me quite el ascenso mi jefe. Cuando Salí a unas cuadras
cercanas a casa, estaba cortado y un gran embotellamiento ocupaba todo el
centro. Ya casi era la hora, Salí del auto para ver que estaba pasando.

Un policía estaba enfadado, se había desvelado, levantado un domingo a
altas horas de la noche para representar un informe y hoy lunes se tenia
que levantar a las 5 de la mañana para controlar el transito de esta calle
cortada.

¡Suficientes problemas los míos para escuchar lo de otro! Me dije a mi
mismo.

Con el calor y el trancito cortado me dio hambre. Cerca de mi coche había
una sangucheria. Entonces fui asta allí y estaba lleno de personas. Cuando
compre el sanguche le pregunte al sanguchero que opinaba sobre el tránsito
frente a su local. El estaba feliz porque el corte hacia que su negocio tenga
mas clientes.

Que raro ¿no? Me dije a mi mismo, mientra comía, vi que el trancito
mejoraba y fui a mi auto y de allí directo a mi trabajo.

Cuando llegue mi jefe me felicito por la puntualidad, no había recordado que
la fiesta era una hora mas tarde.



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